Una vida sin cuestionamiento no es digna de ser vivida

He leído un genial artículo en el blog de Javier Godoy donde da su versión empresarial de lo que aprendió mientras veía Buscando a Nemo por nosecuanta-vez en 48 horas... Me ha gustado especialmente la frase "Nadie llega más lejos que el que no sabe a donde va". ¿Y por qué? porque creo que a priori profesionalmente yo voy a llegar muy lejos, ya que no sé muy bien hacia donde me dirijo.

¿Por qué me ha dado por pensar en esto? Pues bien, hay cierta reestructuración en el banco donde trabajo, lógicamente viendo lo que tenemos encima, y me pregunto dónde estará mi sitio finalmente. Es decir, a todos los que os conozco del sector (por seminarios, por el Conversión Thursday, por blogs…), todos perteneceis o bien a alguna agencia, o al departamento de marketing o a IT… yo estoy en el área de internet, pero no sé si tiene mucho sentido. Yo creo que estoy más cerca de negocio, más que de cualquier área tecnológica, pero ahora mismo pertenezco a Tecnología.

La verdad es que no me importa mucho donde estar ubicada, sigo haciendo mi trabajo y punto. Pero claro, mi trabajo tiene sentido siempre y cuando se pueda vincular a la toma de decisiones por parte de marketing (invertir en tal o cual medio, sacar la campaña de esta forma, para este target) o de negocio. Si no, no sirve para nada. Y en estos tiempos en los que se invierte poco o nada en mejorar o innovar, ¿para qué sirve nuestro trabajo?

Hay un producto que estamos empezando a promocionar en internet. No tiene mucha aceptación, más bien casi ninguna. Diariamente estamos mandando un mail con el informe de cómo va ese producto (a nivel de respuestas, conversiones, tasa de conversión desde cada ubicación desde donde se promociona). Pues ni mú. Nadie dice nada. Y ojo, tiene una tasa de conversión que no supera el 0,01%. Y lleva casi un mes. Y digo yo… ¿es más fácil esperar a que termine el plazo? ¿para qué contamos con el factor tiempo real si no hacemos nada al respecto? Eso sí, a todo el mundo le gusta cómo presentamos la información, que está muy clara, que de un solo vistazo se ve perfectamente qué está pasando y bla bla bla (ya haré un post específico sobre este informe en unos días). No me siento útil haciendo únicamente accesible una información.

Y bueno, no me agobio, sé que hay veces en que se toman decisiones en base a lo que medimos y que para poder competir actualmente en el mercado es imprescindible conocer cómo es y opera el cliente. Podemos dar palos de ciego y de vez en cuando acertar, de acuerdo, pero entonces ¿para qué se invierte en una herramienta de analítica web y en unos analistas?

La información de la que podemos disponer en la web para mí es vital, pero no servirá de nada si no la utilizamos para tomar decisiones de negocio. Mi objetivo para el 2009 es ser capaz de segmentar aún más la información (a partir de poder recaudar datos personales y ser capaces de identificar al cliente). Así, podremos incorporar más datos de conocimiento para aplicar la estrategia de negocio. Está claro que en los tiempos que corren la competitividad es muy fuerte y para seguir siendo fuertes hay que personalizar la oferta, segmentar por todas partes a los clientes y potenciales y aunar esfuerzos desde todo el conjunto de negocio para introducir esta información en la organización.

En su momento me llamó mucho la atención un capítulo que leí en el libro del ídolo donde relataba la apuesta que hizo con toda la gente implicada en una determinada campaña para saber cuánto iba a subir la tasa de conversión después de llevar a cabo una serie de mejoras a la promoción del producto y de hacer un test para ver cuál era la mejor versión para lanzarlo en internet resulta que Avinash fue el que más se acercó a saber cuánto mejoraba la tasa de conversión... y era menos de un 0,5%!!!! Parece que estoy viendo a los Hippos de mi empresa valorando si realmente vale la pena o no este trajín, este dinero invertido en herramientas, en analistas, para no escuchar, para no incrementar en un 200% las ventas... ¿nos cuestionan continuamente?

Cuando a fines de los años 30 le preguntaron a Duke Ellington por qué perseveraba en los conciertos matinales del Apollo, la sala de baile más concurrida de Harlem, se dice que con su célebre elegancia respondió: "Esa pregunta no lleva a nada". Nadie podía saber, quería decir, si el jazz como "música para ser escuchada" iría a sobrevivir al puro frenesí de las pistas. Por toda respuesta ante la incertidumbre del futuro, él seguía tocando lo suyo por las mañanas. Yo, ante mi incertidumbre del futuro, sigo "tocando" lo mío también. El tiempo dirá :)

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